QUIQUE ORTIZ
Santander, 1988

En su proyecto artístico utiliza la pintura y el dibujo bajo un tratamiento figurativo de tinte realista orientado a crear imágenes de ambientes y atmósferas intimistas, en su mayoría escenas nocturnas llenas de misterio, en las que la oscuridad más negra se rompe con una luz, lo cual le proporciona una forma de expresarse mediante el empleo de la técnica. Formas a veces más vagas, a veces más intensas se aprecian en la oscuridad en distintas actitudes, sosteniéndose siempre en una técnica propia y característica, en la que, pintura y superficie juegan, pincelada a pincelada, creando obras espontáneas en apariencia, pero ágiles y muy cuidadas. Por otro lado, el propio hecho material del soporte, el tratamiento de la imagen, la paleta y lo matérico cargan de carácter, expresividad y fuerza su trabajo.

Sensible a lo que le rodea, trata de objetualizar y de alguna forma hacer suyo, bajo su propia mirada, fragmentos e imágenes propios de la cultura popular en un intento de destacar una cierta disconformidad o crítica con el devenir de la sociedad y de crear, mediante su trabajo artístico, un ejercicio de libre capacidad de obrar, resultando, no sólo en nuevas lecturas que aquellas imágenes primigenias abordaban, sino construyendo también la propia imagen. La pintura no sirve para producir la imagen, sino que es la imagen la que nos sirve para producir pintura.

En su obra se adentra en la presencia constante, un papel protagónico si se quiere, de la figura del perro como una herramienta de la propia obra, que representa, además de los valores como animal adulador y fiel, si se le doméstica y educa, un fuerte simbolismo que habla de la lucha, de la fuerza, de la rabia retenida, del no esconderse y fingir ser otra cosa, y a través de ello, busca que el espectador se cuestione ciertas preguntas, que se susciten otras lecturas de lo que acontece en la imagen, genere ciertos debates, una tensión o incomodidad. Hay cierta brutalidad en la obra, al igual que en la propia existencia, que es difícil de soportar, pero debemos hacerlo y mirar lo que es, sin saber lo que vendrá después. No se trata por tanto de una obra “amable”, tiene algo de violenta en cuanto que cada uno de sus trabajos puede entenderse como un acto contra el modo natural de proceder.

Quique Ortiz es licenciado en Bellas Artes por la UPV/EHU y titulado Máster de Producción e Investigación Artística por la Universitat de Barcelona UB. Actualmente vive y trabaja en Santander donde se mantiene en constante formación a través de la realización de actividades, cursos y becas relacionadas con el desarrollo, la investigación y la producción artística.